30 nov 2023

La influencia de Hipócrates en los antecedentes de la Psicopatología [Psicopatología]

Retomamos el mundo de la Psicología, concretamente la Psicopatología. En la siguiente entrada nos sumergiremos nuevamente en la civilización griega, específicamente en Hipócrates. Volvemos con un poco de historia de la Psicopatología


La influencia de Hipócrates en los antecedentes de la Psicopatología [Psicopatología]

Hipócrates (460-377 a. C.), tuvo una serie de ideas y concepciones que supondrían lo que se ha denominado medicina occidental.  Nació en la isla de Cos y fue hijo de un sacerdote de Esculapio, adquiriendo lecciones de medicina y filosofía. Además, sería heredero de la tradición de su padre y conceptos humorales de Pitágoras y Empédocles.

Con Hipócrates, progresarían los trastornos mentales desde el ámbito mítico y mágico a una observación clínica cuidadosa y teorización inductiva. Sintetiza elementos prácticos y compasivos del culto a Esculapio con propuestas más biologicistas de Pitágoras, combinando estos elementos para elevar los procesos mentales y sus desequilibrios a una ciencia clínica.

El trabajo de Hipócrates manifiesta una visión naturalista en la que la fuente de todos los trastornos (mentales como físicos), debe buscarse dentro del paciente y no en los fenómenos espirituales.

Por otro lado, Hipócrates considera el cerebro como centro primario del pensamiento, la inteligencia y las emociones (alegrías, risas, dolores, penas, lágrimas). Cuando el cerebro no es saludable, nos volvemos locos o delirantes, aporta terror, insomnio, ansiedades y otros actos. Este planteamiento de Hipócrates sugiere lo que se denominaría más adelante como trastornos y enfermedades mentales. De este modo, la locura pasaría de ser considerada como una maldición a una enfermedad.

Para Hipócrates, los dioses de la enfermedad estaban sujetos a leyes naturales y sería una misión del médico descubrirlas. Por ejemplo, la epilepsia tenía una causa natural y no era más divina que otras enfermedades.

Además, sus leyes naturales se centraban en la teoría de los cuatro humores (sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla) y su necesario equilibrio entre ellos para el mantenimiento de la salud, ya que si no fuese así ocurriría la enfermedad.

Hipócrates también identificó cuatro temperamentos básicos correspondientes a excesos en la bilis: el colérico (bilis amarilla), el melancólico (bilis negra), el sanguíneo (sangre) y flemático (flema).

A pesar de predominar el pensamiento filosófico de la época, su enfoque fue empírico, siendo un biólogo práctico que destacaba el papel de los humores y se centraba en tratamientos físicos (dietas, masajes, música y remedios para el sueño y descanso).

A diferencia de Platón (se basaba en hipótesis abstractas y las verdades evidentes por sí mismas), Hipócrates centró su atención en lo observable, es decir, los síntomas, así como sus tratamientos y resultados. Hipócrates y seguidores utilizaban la observación y recopilación de datos, el registro cuidadoso de la historia personal de cada caso, detallando curso y resultado de trastornos y anomalías observadas. Esas historias aportarían descripciones muy precisas de trastornos que hoy conocemos como manía, melancolía, paranoia, epilepsia o histeria (acuñado por Hipócrates).

Hipócrates y sus seguidores de Cos serían pioneros en enfatizar la necesidad de una relación entre el diagnóstico y el tratamiento, siendo no suficiente la descripción de una alteración clínica, a menos que aporte una indicación clara del curso que debería seguir el tratamiento posterior. Por ello, prescribieron una serie de regímenes terapéuticos para restablecer el equilibrio humoral: el ejercicio, la tranquilidad, la dieta, o sangrías.

Tras todo esto, ¿cómo convivirían estos planteamientos con otros filosóficos como los de Platón? Continuaremos abordándolo en la siguiente entrada: La influencia de Hipócrates en otros filósofos.

Imagen. Hipócrates.


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