
En la categoría dedicada
a la aproximación a la Psicología Social estábamos abordando los procesos
individuales, interpersonales, grupales y societales. Estos proceso se combinan
entre sí y rara vez aparecen aislados, pero ¿cómo se relacionan entre sí? En la
siguiente entrada vamos a ver cómo se relacionan en un nuevo contenido de
Psicología Social.
Situación social y sociabilidad [Psicología
Social]
La importancia atribuida por la Psicología
Social a las situaciones sociales se observa con la ecuación de Lewin (1952), uno de
los fundadores de la disciplina, según la cual la conducta es función de la
persona y del ambiente. Se puede decir
que lo que hacemos, pensamos y sentimos, depende de nuestras características
individuales y la situación en la que nos encontramos.
La Psicología Social pone el foco en la situación,
la cual suele implicar a otras personas, y en su impacto sobre la conducta. Las
personas necesitan a los demás, conseguir su aceptación y esto hace determinante
a las situaciones sociales.
La sociabilidad (característica del ser humano
innata sobre la tendencia a relacionarnos con los demás) sería impensable sin
situación social. Se constituye gradualmente por medio de la interacción con
personas clave en situaciones primordiales.
Las investigaciones muestran que el recién nacido,
sin un contacto permanente con los demás, pueden llegar a sobrevivir estando aislados
de todo contacto humano. Pero, si posteriormente se intentan integrar en la
sociedad no llegarán a alcanzar el nivel afectivo, intelectual y lingüístico
necesario para una inclusión social plena y fluida.
El contacto social no solo es trascendente en
las etapas iniciales de la vida, ya que existen situaciones como los escasos
cuidados afectivos que pueden darse en niños de orfelinatos que explican elevadas
tasas de mortalidad y de enfermedades, junto a retraso intelectual, psicomotor
y problemas afectivos. Por ello, la sociabilidad
es clave como capacidad de las personas para sobrevivir como
miembros de grupo.
Los seres humanos se adaptan a su ambiente
por medio de la integración en grupos de interacción directa. El grupo
significa apoyo social y vínculos sociales. Los estudios muestran que las
personas socialmente integradas sobreviven mejor, viven más años cuando tienen
más vínculos sociales (por ejemplo, están casadas, mantienen contactos con la
familia y amigos, tienen otras afiliaciones formales o informales, etc.).
La relación es determinante para la
longevidad siendo superior a otras variables potencialmente explicativas, como
la influencia de la salud física, consumo de tabaco y bebidas alcohólicas, la
actividad, obesidad, clase social, raza, edad, satisfacción con la vida y uso
de servicios preventivos de salud. Además, el aislamiento social provoca
emociones negativas que dañan el sistema inmunitario y afectan a la
supervivencia.
De todo ello, se deduce la importancia de la
interdependencia en los vínculos sociales, tanto en individuos como entre
miembros de un grupo.

Imagen. La sociabilidad es determinante para vivir más años.
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