30 abr 2022

¿Es el final de la teoría en la ciencia? [Respuestas y adaptaciones biofisiológicas al esfuerzo]

¿Nos encontramos ante el final de la época de la Ciencia? Hoy traemos en nuestra sección de Respuestas y Adaptaciones biofisiológicas al esfuerzo una opinión sobre el filósofo Pigliucci, en una nueva entrada para la temática de la Biología Celular y molecular.


¿Es el final de la teoría en la ciencia? [Control y evaluación del rendimiento]

El filósofo Wittgenstein (1889-1951) dijo de forma célebre que “de lo que no se puede hablar, se debe callar”. Aunque su consejo fue dado en un contexto específico, el editor de la revista Wired, Chris Anderson, considera que en realidad es un consejo acertado que se debe prestar atención. El 23 de junio de 2008, Anderson publicó un artículo en la web de Wired, “El fin de la teoría: el diluvio de datos hace el método científico obsoleto”, lo que resulta perfectamente claro que tampoco él entiende mucho la ciencia o el método científico.

El punto principal de Anderson es que la era moderna de la información de 'petabytes' y la 'nube' en la web está pasando por alto procedimientos de 'hipotetizar, modelar, probar' de la ciencia porque la teorización científica simplemente no puede hacer frente a la avalancha de datos. Aquí está un extracto: “Fuera con toda la teoría del comportamiento del ser humano, de la lingüística a la sociología. Olvidar taxonomía, ontología y psicología. ¿Quién sabe por qué la gente hace lo que hace? El punto es que lo hacen, y podemos rastrear y medirlo con una fidelidad sin precedentes. Los números hablan por sí mismos." Realmente, el punto puede o no ser por qué la gente hace cosas en contraposición a lo que hacen—simplemente depende del interés de cada uno. Pero los números, contrariamente a la audaz afirmación de Anderson, de hecho, hablan por sí mismos. Como charles Darwin (1809-1882) lo expresó de forma célebre: “¡Cómo de extraño es que nadie deba ver que todo la observación debe estar a favor o en contra de algún punto de vista si va a ser de algún servicio!

Si Anderson había estado hablando de la publicidad y cómo las empresas deben seleccionar sus objetivos o afinar su comercialización, él hubiera estado en lo cierto. Pero deja claro que, “el gran objetivo aquí no es la publicidad, pensó, es la ciencia. Los científicos están capacitados para reconocer que la correlación no es causalidad. Ahora hay una mejor manera. Los petabytes nos permiten decir: ‘La correlación es suficiente’. Podemos parar de buscar modelos.

Pero, si dejamos de buscar modelos e hipótesis, ¿realmente seguimos haciendo ciencia? La ciencia, a diferencia de la publicidad, no se trata de encontrar patrones de comportamiento, aunque eso es ciertamente parte del proceso: se trata de encontrar explicaciones por esos patrones. De hecho, es fácil argumentar que Anderson se equivoca hasta en su publicidad.

Mientras los anunciantes pueden no estar interesados en las teorías del comportamiento humano—en realidad, lo están, y utilizan lo mejor que pueden sus habilidades. Todavía recopilan y organizan datos de una manera particular, que es lo que uno hace al usar la nube del tamaño de un petabyte de Google, y esto debe implicar la formulación y prueba de hipótesis. ¿Por qué recopilar ciertas piezas de información en lugar de otras? ¿Por qué usar ciertas palabras clave para organizar la búsqueda? Cada elección que hacemos en ese sentido es un reflejo de un conjunto de suposiciones e hipótesis sobre lo que queremos y esperamos de los datos. Sin modelos, matemáticos o conceptuales, los datos son solo ruido.

Tomemos ejemplo de Anderson de lo que es incorrecto con la ciencia: la Física teórica. En el artículo, escribe que: “La razón por la que la Física se ha desviado hacia la especulación teórica sobre grandes modelos unificados n-dimensionales en las últimas décadas es que no sabemos cómo ejecutar los experimentos que falsificarían las hipótesis—las energías son demasiado altas, los aceleradores demasiado caros, etc.

Si bien esto es cierto, el problema aquí es uno de información insuficiente, qué los filósofos llaman la subdeterminación de las teorías por los datos—no sobre demasiada información, la cuál sería el argumento de Anderson para ver por qué la ciencia está en problemas.

Anderson continúa proponiendo un ejemplo positivo de la nueva ciencia que imagina: la biología molecular de Craig Venter, el científico emprendedor. De acuerdo a Anderson, "Venter tiene una biología avanzada más que nadie de su generación”, y lo ha hecho, entre otras cosas, por realizar búsquedas de alto rendimiento de genomas en el océano. De hecho, Venter, simplemente, ha recogido cubos de agua, se filtrar el material y pone el contenido orgánico a través de sus máquinas secuenciadoras de alta velocidad genómica.

Los resultados son interesantes, incluyendo el descubrimiento de que hay miles de especies bacterianas previamente desconocidas. Pero, como señala Anderson, “Venter no puede contar casi nada sobre las especies que encontró. Él no sabe lo que ellos parecen, cómo viven, o mucho de cualquier cosa más sobre su morfología. Incluso no tiene su genoma completo. Todo lo que tiene es un blip estadístico, una secuencia única que, siendo diferente a cualquier otra secuencia en los datos base, debe representar una nueva especie”.

Esto  significa que Venter ha tenido éxito en genrar una gran cantidad de datos, en respuesta a una pregunta específica, por cierto: ¿cuántas secuencias genómicas distintas a nivel de especie se pueden encontrar en los océanos? Esto seguramente proporciona mucho alimento para el pensamiento de los científicos, y una variedad de formas de probar interesantes hipótesis sobre la estructura de la bioesfera, la diversidad de la vida bacteriana, y así. Pero, sin que esas hipótesis sean probadas, los datos de Venter van a ser inútiles curiosidades, lejos de ser lo más importante sobre la contribución a la ciencia en esta generación.

Anderson cierra audazmente su pieza de bravuconería epistémica al afirmar que: “La nueva disponibilidad de grandes cantidades de datos ofrece una nueva forma de entender el mundo. La correlación reemplaza a la causación, y la ciencia puede avanzar incluso sin modelos coherentes, teorías unificadas o realmente cualquier explicación mecanicista en absoluto.” Sin embargo, la ciencia avanza solo si puede proporcionar explicaciones, en su defecto, se convierte en una actividad más afín a la recogida de sellos. Ahora hay un área donde los petabytes de información pueden utilizarse por su propio bien, pero por favor no llámalo ciencia.

Nota: traducción de la opinión de Massimo Pigliucci, profesor de Filosofía en la Universidad de la Ciudad de New York. Sus investigaciones tratan sobre la estructura de la teoría de la evolución.

Bibliografía: Pigliucci, M. (2009). The end of theory in science? Embo Report, vol.10, 6.

Imagen. La era actual de exceso de información hace que no se recurra a la teoría de la ciencia. 


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